El papel de la música en el cine es más importante de lo que muchos piensan. Una partitura puede definir una película y dar vida a una historia aunque no nos demos cuenta. Figuras legendarias como John Williams o Maurice Jarre nos han dado obras bellas y complejas que permanecen en la memoria de todos, entiendan o no, se fijen o no. La marcha de Superman o el tema principal de Lawrence de Arabia demuestran el alcance de este tipo de música, que puede englobar dentro de sí diferentes géneros y es tan variada como las personas que se dedican a ello.
Para honrar a esta noble profesión, la Ciudad de Úbeda nos brinda una vez más su festival, que ya nos dejó en 2006 con el concierto de Conan el bárbaro, poco tiempo antes de que su compositor, Basil Poledouris, falleciera.
A lo largo de estos cinco años, el festival ha acogido tanto a reputados músicos internacionales y patrios como a compositores que comienzan a dar sus primeros pasos en este mundo.
Bruce Broughton (El secreto de la piramide), John Debney (La pasión de Cristo), John Powell (Bourne), David Arnold (Godzilla), Sean Callery (24), Roque Baños (La voz de su amo) o Angel Illarramendi (Los Borgia) son algunos de los nombres que han pasado por la ciudad para compartir sus ideas y su talento.
Así, sus diferentes charlas están complementadas con una tienda de discos en la que pueden encontrarse desde bandas sonoras de moda hasta raros ejemplares limitados, y nos preparan para un concierto sinfónico y un recital de pocos instrumentos en los que cada compositor aporta su parte y que, como sucedió hace dos años, pueden alargarse durante más de 4 horas llenas de la mejor música en todos los estilos.
Durante unos pocos días, la bella Úbeda se convierte en una reunión de amantes a la música de cine que, llenos de pasión, mantienen anualmente un festival de visita obligada para todos los interesados en el tema.
Por razones de fuerza mayor, el abajo firmante no pudo acudir a la totalidad del festival, estando ausente de ciertas conferencias y del concierto sinfónico.
Este año, si bien desafortunados imprevistos han impedido que Joe Hisaishi (colaborador habitual de Miyazaki) y Bruno Coulais (Coraline) hayan acudido, encontramos otros talentos. Por supuesto, el productor musical Robert Townson, director artístico del festival, ha sido una presencia obligada, con su interesantísima charla sobre el compositor George Delerue.
En el centro, Robert Townson y la viuda de Delerue
La aportación nacional la hemos encontrado con compositores de formación clásica que prácticamente se inician en este mundillo.
Los vascos Aritz Villodas (No me pidas que te bese porque te besaré) y Fernando Velázquez (El orfanato), Sergio de la Puente (El lince perdido), Alfons Conde (Los abandonados) y Alejandro Vivas (La conjura de El Escorial) brindaron una charla en la que compartieron su admirable visión de la música y de su situación en el cine español con respecto al americano, entre anecdotas y comentarios sobre futuros proyectos, y nos dieron un recital en el que De la Puente y Villodas pudieron motrarnos al piano algunas composiciones personales, acompañados por el violoncello de Velázquez, con algunos temas memorables, tales como el curioso tema de Villodas que parecía referenciar tanto al Williams de Tiburón como al Giacchino de Lost y que terminó convirtiendose en una canción de cumpleaños para uno de los organizadores del festival
Entre los dos entrevistadores, Manuel Scilia (director de El lince perdido), Sergio de la Puente, Alejandro Vivas, Aritz Villodas, Alfons Conde y Fernando Velázquez
A estos cabe añadir la presencia de los más veteranos Antonio Meliveo, cuya obra más reciente fue la interesante 3 días, y Roque Baños.
El compositor murciano, característico por sus influencias herrmanianas, se ha erigido como uno de los rostros más reconocibles de la música de películas en nuestro país, con partituras tan brillantes como La voz de su amo (su mejor obra hasta el momento), tan emocionantes como El mayor robo jamás contado o tan variadas como Alatriste.
Baños, un habitual de Úbeda, eligió el concierto del día sábado para presentar suites de dos de sus obras más conocidas. La música de El corazón del guerrero, con su tono fantástico y aventurero, y la de Torrente, una partitura de acción en toda regla, fueron su contribución de este año.
Roque Baños
A los compositores nacionales, cabe añadir la presencia de los europeos Claudio Simonetti y Phillippe Rombi y el oriental Wataru Hokoyama.
Simonetti, colaborador habitual de Dario Argento y antiguo componente del grupo Goblin, nos proporcionó una charla cargada de sinceridad e interés, con especial mención a su complejo trabajo en la película de Argento, Suspiria. Considerada por muchos como el mejor trabajo de su director, la partitura huye de convencionalismos del cine de terror, algo que el propio compositor critica, para respaldar el tono excesivo y bizarro de la película, con un resultado terrorífico. La proyección del primer asesinato, la escena más desagradable de la película, sirvió para ejemplificar ésto, a riesgo de revolver el estómago a alguno de los presentes.
Rombi, por su parte, fue el encargado de terminar el recital, mostrando un impresionante dominio del piano, al que interpreto algunas de sus más bellos trabajos.
En el centro, Claudio Simonetti
Y, por supuesto, de presencia obligada son algúnos de los nombres más internacionales del momento.
El brillante conductor y compositor Joel McNeely se ha ganado una fama tanto por composiciones propias como por dirigir estupendas regrabaciones de bandas sonoras clásicas de Bernard Herrmann o Franz Waxman. Así, aunque ahora ande vinculado a las secuelas directas a video de la factoría Disney (Mulan 2), en su obra encontramos trabajos tan destacables como Velocidad terminal (una música años luz por delante de la propia película) y, por supuesto, sus incursiones en el universo Lucas, siendo Star Wars. Shadow of the Empire, una logradisima partitura que no tiene mucho que envidiar a algunas del propio Williams.
Además de dirigir el homenaje a George Delerue y los temas aportados por el compositor Patrick Doyle, McNeely demostró su control de la flauta en el recital y presentó en el concierto una suite de su trabajo para Campanilla y su secuela, y dio una charla en la que no tardó en salir el nombre de su amigo y mentor, el gran compositor Bruce Broughton (cuya partitura para El secreto de la piramide es simplemente magnífica), presente en Úbeda hace dos años.
En el centro, Joel McNeely
El enérgico y encantador Christopher Young, absolutamente volcado a su público, dio una charla en la que, como ya hizo en Soncinemad, desató su vena más histriónica para amenizar sus interesantisimas anecdotas. Profesor de música, nunca falla a la hora de dar unas conferencias que desgranan los entresijos de sus trabajos, con una enorme honestidad y sin miedo a reconocer publicamente problemas y rencillas. Acompañado siempre de un video, Young recompensó a los asistentes al festival con los créditos iniciales de Arrástrame al infierno y los finales de Creation, aun en producción. Delirantemente terrorífico el primero y hermosamente dramático el segundo, ejemplifican a la perfección la versatilidad de su autor, que si bien parece encasillado en el género de terror, no teme intentar cosas nuevas, casi siempre con un resultado más que correcto y excelente en ocasiones (Homicidio en primer grado, Rounders, El nucleo).
Con obras tan destacadas como Jennifer 8, Haunted Summer, Copycat o Bat 21, Young eligió para el concierto una suite de Hellraiser y Hellbound, una música que acompaña a la película de Clive Barker con una atmosfera tanto de terror como de misterio y que a día de hoy sigue siendo una de sus obras más apreciadas.
Christopher Young, el segundo empezando por la derecha, puso al límite a la traductora
El británico Patrick Doyle repitió en el Festival, llevando a sus espaldas partituras tan brillantes como Grandes Esperanzas, Hamlet o Atrapado por su pasado. Recientemente, salió enormemente airoso de la llegada de películas fantásticas, con la correctísima Eragon y su trabajo enormemente atmosférico para Harry Potter y el cáliz de fuego, que no tenía nada que envidiar al mismisimo Williams.Colaborador habitual de Kenneth Brannagh, impregnó su charla del humor y la energía extraordinaria que le caracterizan, demostrando tanto sus dotes para el francés (hablando con Rombi), como para la imitación, al recordar su hilarante primer encuentro con el actor Alan Rickman y su peculiaridad seriedad.
Patrick Doyle, el tercero, junto a su orquestador de confianza Por último, el invitado estrella del festival fue el cada día más popular Michael Giacchino. El polifacético músico llegó a Úbeda después de un prolifico año con varias partituras tanto para películas (La tierra de los perdidos) como para series (Fringe).
El compositor fue uno de los primeros de dotar de entidad y calidad a las partituras del mundo de los videojuegos. Después de saltar a la fama por su composición para las célebres sagas Medal of Honor y Call of Duty, no ha abandonado este mundo, dejandonos obras tan estimables como Secret weapons over Normandy, que respira un aire clásico que nos retrotrae tanto a Williams como a Broughton y deja en evidencia a muchas bandas sonoras de películas actuales, incluidas algunas del propio Giacchino.Su salto a la fama sería completado por dos nombres.
J. J. Abrams, creador de obras populares como Alias, proporcionó a Giacchino la oportunidad de su vida con la atmosférica y cada día más lograda banda sonora para la serie Perdidos y ayudo a su incursión en el cine, tanto en películas propias, donde Giacchino demostró una gran corrección y brillantez ocasional (M:I:III, Star Trek), como en trabajos ajenos, siendo el más destacado Monstruoso, cuyos créditos finales gozan de una de las mejores compisiciones cinematográficas de los últimos años.
Pocos años antes de ésto, sería de la mano del talentoso director Brad Bird que llegaría al mundo del cine con Los increíbles, su mejor trabajo hasta la fecha, donde adoptó un estilo más enérgico que está marcando su colaboración con Pixar en Ratatouille y Up.
Así, para el concierto, Giacchino no dudó en elegir una breve suite de sus trabajos con la compañía animada de John Lasseteer, otra de Perdidos, y los créditos finales de Star Trek y Monstruoso, que, sin duda, habrán hecho del concierto una experiencia memorable.
Michael Giacchino
Hay muchas razones para ir al Festival de Música de Cine “Ciudad de Úbeda”, ya sea conocer a compositores de renombre, descubrir a otros nuevos, disfrutar de la música o de la propia ciudad. Que cada uno decida cuál de éstas elige para acudir al VI Festival.
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