martes, 21 de julio de 2009

Perros de paja



Tras el relativo fracaso de La balada de Cable Hogue, Sam Peckinpah dejaría los Estados Unidos, y, por tanto, todo el ambiente fronterizo, para irse a Inglaterra junto a Dustin Hoffman.


Perros de paja está protagonizada por un joven matrimonio que llega a un pequeño pueblo inglés en el que ella nació. Los habitantes comenzarán riéndose de ellos a sus espaldas, pero poco a poco todo irá escalando hasta perder el control.


Ya desde su inicio, vemos que Perros de paja es algo distinto a lo que Peckinpah nos tiene acostumbrados. Así, aunque encontramos elementos característicos de su obra, estos no son concretos, sino genéricos. Es decir, no encontramos el tema de la lealtad y la traición, pero si el crescendo como estructura del guión.


Apuntado estaría también el tono rural del relato. Comparando Perros de paja con otros trabajos de su director vemos que este retrato de la vida campestre, poco urbana, no es casual, sino que es prácticamente un continuo durante toda su carrera.
La película comienza con un matrimonio que huye de Estados Unidos en busca de una vida tranquila. Se hace una referencia al clima violento de éste país ya al comienzo de la película.


La situación va acarreando cada vez más tensión, incluyendo una brutal escena de violación, hasta el momento final, donde los protagonistas se ven acosados.
Al igual que en Grupo Salvaje, encontramos en Perros de paja ese momento donde la acción da un gran salto y termina derivando en un baño de sangre. En la película del oeste veíamos unos personajes rodeados de violencia que no sólo disparaban el primer tiro, sino que vivían los siguientes momentos como si el tiempo se hubiera detenido. En Perros de paja, encontramos a una pareja no acostumbrada a la violencia que ve cómo una persona es asesinada frente a ellos. La reacción cambia. Peckinpah se afana ahora no por mostrar el desconcierto y la calma, sino la terrorífica situación. Y, por supuesto, cuando la violencia estalla lo hace sin ataduras.
Por otro lado, Peckinpah visualiza este mundo enfermizo con su habitual montaje frenético ocasional, que se acelera enormemente cuando se trata de reflejar (de forma soberbia) el sufrimiento interno del personaje de Susan George tras la violación.


Aun así, Perros de paja va más allá de este elemento del mundo Peckinpah, y nos sumerge en la vida de pareja, algo que ya vimos en Cable Hogue, pero no con un tono tan intensamente dramático.
Peckinpah establece una separación entre los dos miembros de la pareja, Dustin Hoffman y Susan George, dejando al público sintonizar con el primero.
Estamos hablando de un americano recién llegado a una cultura diferente que su mujer conoce y a la que responde mejor. Veríamos pues las respuestas de ambos ante esta amenaza.
En el caso de ella con la polémica escena de violación, una curiosa canalización de los celos personales que sentía Peckinpah en las relaciones de pareja (y que volvería a estar presente en La huida).
En el caso de él, con el tiroteo final, vemos a un hombre llevado hasta el límite por una gente que no le respeta y de la que se siente desplazado, sin llegar en ningún momento a comprender qué está pasando.


Por otro lado, vemos en esta película a dos habituales de la obra de Peckinpah.
El músico Jerry Fielding se gana con su estupenda partitura su segunda nominación al Oscar, mientras que el actor hoy olvidado David Warner (sorprendentente, no acreditado) encarna a un personaje obsceno y turbador.
Asimismo, esta película marca el inicio de una nueva colaboración. Quizás con afán de conseguir un tono más europeo, Peckinpah prescindió de su fotógrafo de mayor confianza, Lucien Ballard, para contratar al holandés afincado en Inglaterra, John Coquillon, con quien volvería a trabajar tres veces más.


Perros de paja es una adaptación de Peckinpah a una nueva historia, conservando algunos de sus principios y su capacidad para sumergirnos en un clima violento y malsano, haciéndonos participes de todo el sufrimiento de sus personajes principales.


Siguiente artículo: El rey del rodeo, un Peckinpah sin tiros.

1 comentario:

  1. Perros de Paja es una obra amestra, junto a La Naranja Mecánica revolucionó el retrato de la violencia en el mundo del cine y dejó una estela que aún hoy muchos siguen, como Koldo Serra en Bosque de Sombras o Alexandre Aja en Las Colinas Tienen Ojos.

    A mí también me pilló de sorpresa la no acreditación de David Warner.

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