sábado, 18 de julio de 2009

Asalto al tren Pelham 1 2 3

(The taking of Pelham 1 2 3, 2009)



Pelham 1 2 3, la película original de 1974 sigue dando qué hablar. Y no sólo porque el cada día más temible Tony Scott acabe de firmar este remake.
Acostumbrados ya a películas de secuestros, rehenes y negociadores, y siendo la mayoría de éstas una brillante lección de como acumular tópicos uno tras otro, visionar la película protagonizada por Walter Matthau y Robert Shaw es toda una experiencia porque, a pesar de sus (pocos) fallos y de estar a cargo del impersonal Joseph Sargent, la obra no ha perdido ni un ápice de su fuerza inicial y sigue siendo un entretenidísimo y por momentos hilarante thriller al que muchas películas deben y pocas han igualado.
No sólo parte de un guión interesante, sino que sabe cómo desarrollarlo a la perfección, con sus dosis justas de (conseguido) humor y emoción, contando con maestros de la actuación como son Matthau, Shaw y Martim Balsam. Sus papeles están perfectamente escritos y ellos saben interpretarlos con un estilo que se echa de menos en el cine de acción reciente.
El resultado es una película de secuestros inteligente en la mayor parte de su metraje, con un reparto de lujo, un ritmo perfecto y un plano final memorable.



Dicen que las comparaciones son odiosas y es posible que así sea, pero uno no puede evitar realizarlas a la hora de ver esta nueva versión del clásico. El guionista Brian Helgeland decide enfrentarse a este remake de una forma verdaderamente cuestionables. Y es que su libreto se limita a seguir el original y añadir ciertos detalles, en lugar de molestarse en buscar un desarrollo diferente que diera una película más interesante.

Aunque las situaciones son prácticamente igual (la tecnología moderna sólo tiene una presencia testimonial y en ningún momento llega a implicarse en la historia), Helgeland ha desarrollado algo que en la película original quedaba en segundo plano: los dos protagonistas. La decisión, noble en principio, convierte a éstos en estereotípicos personajes que uno ya ha visto muchas veces.


Volvemos aquí a la película original, en la que el director no necesitaba más que dos frases y una actuación para definir a su personaje y hacerlo memorable.
Asalto al tren Pelham 1 2 3, por otro lado, considera que los protagonistas deben incluir en sus diálogos forzadas referencias a su pasado, que más que despertar simpatía o empatía, terminan cansando con su cúmulo de tópicos mal llevados que perjudican al conjunto.
Aun fallando en su desarrollo, Helgeland sabe apuntar ciertos elementos prometedores, tales como el histrionismo (confundiéndose a veces con el patetismo, eso sí) de su antagonista o el personaje de John Turturro (el momento en que toma el control de la negociacion probablemente sea el mejor de la película).


Y mientras el guión no hace mucho por distanciarse de la versión original, la dirección resulta enormemente convencional y monótona para los estándares de Tony Scott. Y es que tras la sorprendente El fuego de la venganza, el hermano de Ridley ha encontrado un estilo en el que se siente lo suficientemente cómodo para no variar. Bien sea de forma algo más descontrolada (Dominó) o más moderada (Deja Vu), el director de Superdetective en Hollywood II ha mantenido sus principios en montaje, planos, ralentizaciones, fotografía y música.
Y su estilo termina siendo tan recargado que con su primera colaboración con la mencionada El fuego de la venganza, es suficiente.

El resto de los miembros de la película se ven a merced de los dictados del director, empezando por el compositor habitual, el británico Harry Gregson-Williams, que en este trabajo está muy lejos de lo que es capaz.
Los actores dan vida a unos personajes que, diametralmente opuestos a los de la película original, carecen de atractivo. Contra los correctísimos Denzel Washington, John Turturro y James Gandolfini, encontramos a un desquiciado John Travolta, cuyo malvado parece más un payaso al que compadecer que un asesino al que temer.


Al final, Helgeland y Scott mezclan dos elementos (historia y puesta en escena) ya vistos, ninguno de los dos con especial atractivo. Asalto al tren Pelham 1 2 3 parte de una idea muy manida a día de hoy y termina siendo una película a ratos entretenida, pero tonta por momentos y prescindible en su conjunto.

1 comentario:

  1. Los hermanos Scott apestan desde hace años, aún me pregunto como unos señores con casi 70 añazos pueden seguir rodando films como si fueran videoclps de los Prodigy.

    Es curioso, porque el Fuego de la Venganza no me me convenció para nada, sólo destacaría a Whasington y Fanning y algunos apuntes del guión de Helgeland, porque la dirección del colega Tony estaba hasta arriba de sus tics visuales, artificiosos hasta el escupitajo y el final hacía que toda la matanza realizada por el protagonista fuera un OWNED de proporcinoes homéricas.

    De esta Asalto al Tren pelam 1,2,3 no quiero saber nada, pero la original seguramente la vea.

    ResponderEliminar