(The Avengers, 2012)
Hay gente que a la hora de hablar de películas de Marvel Producciones engloba automáticamente todas las que tienen personajes de la editorial (probablemente, hasta aquella 4 Fantásticos producida por Roger Corman). Pero lo cierto es que hay una distancia bastante grande entre los Spiderman de Sam Raimi, por no mencionar Daredevil o Los cuatro fantásticos, y las películas realmente producidas por Marvel.
Marvel Producciones ha resultado ser una productora con puño de hierro y visión clara de por dónde llevar sus personajes y, hasta ahora, la jugada parece estar saliendo más bien que mal. En ese sentido, resulta curioso comparar esta trayectoria con la de DC, que siendo propiedad de Warner y teniendo enormes facilidades para tener el control sobre la adaptación de sus personajes, solo consigue despegar cuando estos son puestos en buenas manos (Richard Donner en Superman y Tim Burton y Christopher Nolan en Batman), fracasando estrepitosamente cuando los enfocan como una superproducción sencilla e impersonal (¿Se acuerda alguien de Linterna verde?).
Las películas de Marvel no han venido siendo lo que se dice películas muy personales (como sí podría decirse de las sagas de Burton y Nolan), pero como superproducciones han resultado siempre bastante entretenidas y con algunos elementos por encima de la media. Por un lado, siempre han contado con un gran equipo técnico y artístico y hay que reconocer que Marvel ha sabido arriesgarse en varios momentos, dejando cierto margen dentro de ese férreo control que mantenía para alejarse de los típicos nombres de encargo que suelen asolar estas producciones.
Contratar a Robert Downey Jr. para un rol protagonista fue una decisión arriesgada. Un actor que poco a poco parecía superar su declive a través de papeles secundarios o como protagonistas en películas pequeñas (a día de hoy, sus trabajos en Zodiac y Kiss Kiss Bang Bang son los mejores que ha hecho).
El rol del intratable Edward Norton en Hulk tuvo peores consecuencias, pero no cabe duda de que su película se convirtió en un trabajo de lo más interesante gracias a su actuación y sus reescrituras (no acreditadas). De hecho, todas las escenas en las que no aparece Hulk son de lo más estimables.
Y la lista sigue, con nombres de directores (Kenneth Brannagh, Shane Black) y actores (Natalie Portman, Anthony Hopkins, Tomy Lee Jones…).
Al final, ninguna de sus producciones podría ser considerada legendaria, pero sí condenadamente entretenida y con un tono que las hace diferentes del resto de superproducciones y, a la vez, diferentes entre ellas.
Porque resulta casi imposible que Iron Man, Hulk, Thor y Capitán América convivan en el mismo universo. ¿Cómo juntarlos a todos sin que el resultado se vaya de las manos? Los Vengadores lleva gestándose desde los créditos finales de Iron Man y a lo largo de los años, diversos nombres han ido apareciendo y desapareciendo de la lista de producción. El impersonal Jon Favreu, director de Iron Man y secuela, estuvo a punto de dirigirla. Zak Penn, guionista de El increíble Hulk, estuvo a punto de escribirla. Pero finalmente entró en escena Joss Whedon que, como favor personal a Marvel, para la que había escrito varios comics, decidió intentar salvar un guión insalvable. La productora, con dos dedos de frente, le ofreció empezar de 0 y hacer suya la película. Whedon no solo ha demostrado ser un guionista ingenioso en series como Buffy, sino que es un profundo conocedor del universo Marvel y sabe hacer películas corales (como Firefly y Serenity demuestran). De modo que el resultado es, nuevamente, enormemente digno.
El amigo Joss estructura Los vengadores como un grandioso y épico clímax a las cinco cintas anteriores, con todas sus cosas buenas y sus cosas malas. No tiene sentido perder tiempo volviendo a presentar a los personajes y realmente la película no deja de ser un complemento al resto de cintas de la productora, mal que pese a muchos. En este sentido, las culpas no van a Whedon sino al propio concepto de película, extraña secuela crossover hasta ahora prácticamente inédita en el mundo del cine, no así en el de los comics. Personalmente, yo nunca he sido demasiado defensor de estos crossovers-secuelas-spin offs, en cuanto que te obligan a seguir veinte colecciones diferentes y ochenta universos complementarios. Y aunque en las películas Marvel lo está llevando más o menos bien, lo cierto es que la secuencia entre créditos finales de Los Vengadores me aterra, porque no parece poner un punto final a esta colección. Porque ahora tenemos Iron Man 3, Thor 2, Capitán América 2, Hulk 2 y Los Vengadores 2… Espero estar equivocado, pero tener el batiburrillo Marvel en cines puede ser demasiado. Así pues, Los vengadores es una película sin entidad propia y, por tanto, coja (como, por otro lado, también puede serlo cualquier secuela).
Pero lo cierto es que, habiendo visto las 5 películas de la saga, resulta de lo más entretenida. Whedon pilla perfectamente la psicología de todos los personajes y lo hace quitándose melodramas innecesarios y dándole a todo un sentido del humor y la ironía muy apreciable en el cine reciente (que es solo uno de los muchos elementos que la emparejan con Misión Imposible 4). La película sorprende con sus golpes de humor casi en la línea de los buenos ZAZ y dosifica bien a los cuatro personajes, dejándoles lucirse pero sin acaparar, colocándoles justo donde deben estar en cada momento y permitiéndoles ser memorablemente graciosos cuando pueden. Cada hostia de Hulk, las coñas de Stark, Thor convocando su martillo desde el quinto pino y el Capitán América a la búsqueda de las referencias de la época… Entre hostia y hostia, lo más recordable de Los Vengadores es este necesario sentido del humor y el ingenio de las relaciones entre los personajes.
El otro gran pilar de la cinta es la acción, donde Whedon se permite brillar menos. Siempre ha sido mejor guionista que director. Aunque sabe mantener en línea un guión, en la dirección demuestra buenas ideas de cuando en cuando (el travelling entre los personajes en la lucha final), pero el resto del tiempo parece rodar en modo automático. El largo clímax final consigue mantenerse gracias a su faceta de guionista, donde sabe dosificar la acción y narrarla bien (no un “Robots se dan hostias”, que es lo que debe escribir Ehren Kruger en los guiones de Transformers).
Con todo esto, Los Vengadores es un divertimento de lo más entretenido. Tiene ritmo, es correcto, hace reír y se olvida el 90% tan pronto cuando uno sale de la sala. Como todas las películas Marvel, vamos.
¿Dónde falla entonces la película? Si obviamos lo ya comentado, que es una cinta floja por propia concepción, uno se queda con la sensación de que él guión necesitaba un par de reescrituras para conseguir despegar y que en manos de un director con más talento podría subir muy alto.
La cinta tiene personajes y situaciones que no van a ningún sitio. Ojo de halcón apenas sí hace un par de cosas en toda la cinta y Scarlett Johansonn, aunque tiene un par de buenas escenas, cae en saco roto. ¿Qué sentido tienen sus estrategias de sonsacar información si luego no se usan de ninguna forma?
Pero lo más grave, a mi parecer, radica en lo deslavazado de su historia. La historia parece moverse a trompicones, dándonos de vez en cuando una escena de acción protocolaria, pero sin molestarse demasiado en unirlas. Los personajes vienen y van y, si evolucionan, lo deben hacer fuera de cámara (¿cómo pasa Hulk de ser un monstruo descontrolado a parte del equipo?). Y todo esto queda coronado por la batalla final. En aras de conseguir un clímax épico en medio de Nueva York, Whedon se saca de la manga un espectacular ejército alienígena que parece completamente fuera de lugar, como si decir “estaban en los comics” justificara automáticamente su inclusión.
La última hora de Los vengadores es entretenida, qué duda cabe, pero todo lo que pasa está puesto en base a hacer el final más espectacular posible, sin importar su lógica.
Ejércitos alienígenas que puede ser parte de Los vengadores como de Star Trek y que son derrotados por 6 tíos a base de puñetazos, coronándolo todo con el mayor deus ex machina del cine reciente.
Así, la simple corrección inunda prácticamente todo el metraje de Los Vengadores, con algún destello ocasional (Tony Stark) y alguna mediocridad puntual (la banda sonora de Alan Silvestri), quedando al final como un sencillo entretenimiento, pero a años luz de los que Joss Whedon es capaz.
La primera transformación de Hulk es involuntaria. La segunda, al ser por voluntad propia, le acarrea cierto grado de control a Banner, como ya se insinuó en el final de El increíble Hulk.
ResponderEliminarDel resto, ya sabe mi opinión, sucia rata.
Sí, pero eso es algo que no queda claro en Los Vengadores. Personalmente, lo que entendí del final de Hulk es que el buen hombre había conseguido controlar sus transformaciones, no que el hecho de que fueran voluntarias o involuntarias le daba más o menos control. En cualquier caso, lo que se ve en Los Vengadores es que se pasan 50 minutos diciendo "Cuidado con Banner, que si se convierte en Hulk vamos listos" (aquí viene la escena en que la Viuda negra consigue sonsacar a Loki que Hulk es su arma secreta, lo que lleva a... La Viuda negra yendo a reunirse con el resto del equipo y ponerse a discutir. ¡Brillante estratagema!). Banner se convierte en Hulk y, en efecto, les da pal pelo. 30 minutos después, Banner llega de en medio de la nada, se convierte en Hulk y ya de pronto todo mola mogolloncio. El cambio de "Hulk destroza a sus amigos" a "Hulk colabora con sus amigos y mata a los malos" es demasiado grande como para justificarse con un "Se dejaba intuir al final de El increíble Hulk". Y, emh... este... sucia... emh... cabra!
ResponderEliminarLa adaptación de 'Los vengadores' (Joss Whedon) de los comics de Marvel es una gozada. No soy un ávido lector de comics ni suelo ansiar sus adaptaciones cinematográficas, pero 'Los Vengadores' me hizo pasar un rato estupendo como lo habían hecho antes otras pelis como 'Watchmen' o 'Sin City'. Olvidaos de todo prejuicio y disfrutadla!!! Un saludo!!!
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