lunes, 3 de agosto de 2009

Harry Potter

En la época que corre, quien no sabe qué es un fenómenos de masas ha estado los últimos años viviendo debajo de una piedra.
En la época que corre, quien no sabe qué es un friki, ha estado junto a ese tipo.


El señor de los anillos sirvió como inspiración para muchísimas obras de carácter fantástico sobre las que se han sustentado fanáticos enfervorecidos varios que han gustado de sumergirse en esos mundos mágicos y dar ajusticiantes mandobles a criaturas de índole monstruosa.
La última y más exitosa creación ambientada en estos mundos mágicos tiene siete novelas de largo y un niño con gafas de protagonista.
De la noche a la mañana, J.K. Rowling pasó de ser una completa desconocida a una autora superventas aclamada por masas alrededor de todo el mundo, deseosas de conocer las aventuras de ese niño mago llamado Harry Potter.


Hoy día es muy habitual que, del mismo modo que los niños nacen con un pan debajo del brazo, los libros lleguen con un contrato para su adaptación cinematográfica en la solapa.
Así, la saga fílmica terminó de dar a conocer al joven mago entre aquellos que antes no habían oído hablar de él, trayendo consigo diferentes fanáticos y siendo instigadora de una moda de películas fantásticas de las que ha resultado, prácticamente, la única vencedora (junto a El señor de los anillos).


J.K. Rowling se planteó reflejar el paso de la infancia a la madurez de un aprendiz de mago en un mundo mágico y decidió que la mejor forma de hacerlo era a través de nada menos que siete libros, uno por cada curso escolar que Harry Potter viviera en la escuela de magia Hogwarts.


El por qué los libros de Harry Potter han sido objeto de tanto fanatismo exacerbado es algo que, como sucede con los nuevos episodios de La guerra de las galaxias, nunca acabaré de entender.
Si bien como libros infantiles tienen su gracia y pueden leerse de una forma más o menos distendida, lo cierto es que están lejos de ser clásicos de la literatura mainstream contemporánea, si es que ese campo tiene algún clásico que darnos.


La narración de J.K. Rowling, terriblemente alterada por las traducciones oficiales realizadas en nuestro país, es simple Tampoco pensemos que por ser libros juveniles deben ser menos elaborados, sirva el magnífico El hobbit como ejemplo. Así, no estamos hablando de obras especialmente conseguidas en este sentido, sino de una literatura que se inscribiría más en lo que son los best sellers actuales.
Sus historias, por otro lado, comenzaron bien descritas para terminar desinflándose a medida que avanzaba la acción. Y es que mientras Rowling se centraba en la infancia de Harry Potter y no buscaba más que entretener, sus libros, de breve extensión, resultaban amenos y simpáticos.
Tras la cuarta entrega, Harry Potter entró en una etapa en la que, como la mayoría de los superventas actuales, nos daba libros de páginas y páginas. El don de la concisión había desaparecido.
Quizás por efecto de la fama que había adquirido la saga, uno tiene la sensación de que los últimos tres libros intentan extenderse y trascender su condición de simple entretenimiento, resultando tediosas narraciones que, en última instancia, no cuentan realmente nada, especialmente si tenemos en cuenta la enfermiza obsesión de la autora por no separarse en ningún momento de su personaje principal, aunque existan aventuras mucho más interesantes en otros lugares.


Sin ser unos libros de Harry Potter especialmente brillantes, la adaptación cinematográfica podría resultar de lo más entretenida si, bien hecha, era capaz de trasladar las historias con una ambientación efectiva. Y así fue.
Pero si ocho películas podrían terminar resultando repetitivas, el mayor acierto de Warner Bros fue buscar directores diferentes. El resultado termina beneficiando a las películas, cada una de las cuales goza de un aspecto visual único y diferente con respecto a las otras, dando un aliciente a la saga cinematográfica de Harry Potter al margen de la historia, que no sólo ya está leída, sino que termina resultando algo tediosa.


Harry Potter y la piedra filosofal

No hay comentarios:

Publicar un comentario