Tras hablar de La piedra filosofal, no hay demasiado que se pueda aportar sobre su continuación, Harry Potter y la cámara secreta. La película continúa fielmente con el estilo de la primera, pero se adapta al tono del segundo libro, mucho más tenebroso.
Algunas críticas a La piedra filosofal se centraban en que no era más que una introducción algo intrascendente y no es sorprendente (aunque sí criticable) que durante su producción se hablará de unirla a la segunda.
En cualquier caso, la primera servía como una agradable introducción al mundo mágico, mientras que la segunda explora, de forma algo inocente, el lado más oscuro.
Así, el fotografo John Seale deja la saga para ceder paso a Roger Pratt, con una imagen más contrastada y oscura que, manteniendo las tonalidades de la primera parte, da a Hogwarts un aspecto más lúgubre de lo que habíamos visto, pero lejos aun de lo que estaba por llegar en futuras entregas.
A los actores cabe añadir las nuevas interpretaciones de un misterioso Jason Isaacs y un deliciosamente descontrolado Kenneth Brannagh.
Con ellos interactúa ahora un personaje totalmente realizado por ordenador, Dobby el elfo doméstico. Y aunque la película quedara fuera de los Oscar, la verdad es que la creación de la serpiente final y de este personaje, no tienen nada que envidiar a otras partes de la saga o, si me apuran, al tan famoso Gollum de El señor de los anillos. Y es que Dobby no es solamente un personaje completamente creíble, sino, también, un contrapunto cómico de agradecer.
Así, en contraposición al tono oscuro de la historia, la película introduce dos personajes humorísticos que, lejos de la simple sonrisa que sacaban algunos momentos de la primera película, saben de verdad hacer reír. El engreido Brannagh y el elfo doméstico con voz de Joby Talbot al borde del masoquismo se agradecen como una forma de modificar la formula, aunque sea muy parcialmente.
La música de Williams, compositor prácticamente ausente de la película, es adaptada aquí por William Ross, creando una partitura menos rimbombante que la primera, pero carente de personalidad. Lejos de ser mala, sabe acompañar a la acción, pero tiene un sonido algo repetitivo y lejos de lo que podría hacer un Williams plenamente implicado en el proyecto.
Columbus, por su parte, mantiene la misma corrección (y, en unos pocos momentos, aburrimiento) que dio en la primera parte, manejando perfectamente los efectos visuales, teniendo algún resultado espectacular (la pelea final), e introduciendo giros cámara para enrarecer el ambiente de Hogwarts, una estrategia que si bien no es especialmente brillante, sirve para romper con la monotonía.
Pero, en última instancia, lo que termina fallando en La cámara secreta es la esperable sensación de irrelevancia. A diferencia de la primera parte, que presenta este mundo mágico, y de las siguientes, que lo van enriqueciendo y hacen avanzar la historia, al ver la segunda parte uno tiene la sensación de haber pasado dos horas y medias absolutamente prescindibles en cuanto que su aportación a la saga no es demasiado grande, por mucho que, años después, Rowling se sacara de la manga horrocruxes varios.
Aun así, la película sigue siendo igualmente disfrutable si uno se sumerge en los fascinantes escenarios de Hogwarts y disfruta de la aventura que La cámara secreta tiene que ofrecer.
Harry Potter y el prisionero de Azkaban
Estoy de acuerdo que en esta película tiene partes más tenebrosas, pero eso es lo que la hace ser cada vez más interesante y con más acción, me gusta que los personajes continúen y que ahora muestren nuevos lugares y cosas del mundo mágico, me gusta que Hermione Granger siga siendo perfecta como en el libro, me gusta mucho esta película y considero que es recomendable para que todos la puedan ver en familia.
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