De un tiempo a esta parte, el cine de animación ha pasado de dibujos en 2D a gráficos tridimensionales. Con este paso, nuevas productoras han llegado al terreno de la animación, y lo que antes era un a industria controlada por Disney y sus irregulares (a veces soberbios, a veces terribles) clásicos, ha pasado a estar dominada por la todopoderosa y algo sobrevalorada Pixar, secundada por la terrible Dreamworks, cuyo trabajo más destacado hasta la fecha ha sido Kung Fu Panda (2007), y con eso lo digo todo.
Pero existen otras productoras que también prueban suerte en el terreno, algunas apostando con películas que se salen de la media, como la brillante Los mundos de Coraline (Coraline, 2009), otras amoldándose a las modas, como la antinaturalmente extendida saga que recientemente nos dio Ice Age 3 (2009), y otras a medio camino, como la nunca suficientemente valorada Monster House (2006).
Lluvia de albóndigas se enmarca en este último tipo. A medio camino entre la moda y la personalidad, lo que inicialmente iba a ser un proyecto en 2D, fue hecho en animación por ordenador por eso de que es la moda, y posteriormente amplificado con el sistema 3D que ahora muchas personas parecen creer que puede compensar un mal guión.
Phil Lord y Chris Miller, dos de los genios tras Cómo conocí a vuestra madre (How I Met Your Mother, 2005), levantan esta película que más que limitarse a copiar a Shrek (2001), como hacen otras, bebe de lo clásico, tanto para bien como para mal.
Lluvia de albóndigas está plagada de un humor, unos diseños y un colorido visual que nos retrotraen al loco mundo de los Looney Tunes (por ejemplo, con el diseño de Manny), con gags disparatados, y que alcanza su cenit con un divertidísimo climax que se permite tanto parodiar películas de catástrofes como aludir a las difíciles relaciones de la gente con la informática.
Por otro lado, el argumento de la película sorprende no por su sencillez, lo que sin duda habría sido una ventaja, sino por su convencionalismo, por esas situaciones con un sorprendente peso en la trama, que a veces consiguen funcionar, pero muchas otras lastran la película con unos tópicos algo cansinos que no aportan realmente nada nuevo.
Aun así, Lluvia de albóndigas consigue erigirse sobre otros productos animados (y no animados) de este año por sus cuidados diseños, su uso del color, su acertado casting en versión original (el papel de Neil Patrick Harris como Steve es brllante)... Y, al final, porque da 80 minutos verdaderamente divertidos.
Qué quiere que le diga, yo sigo encontrándola tremenda, demencial, psicodélica y llevada tan al límite como una productora dirigida al público infantil permitirá jamás. Hasta las inevitables moralejas hostiables están decoradas con toneladas de gags absurdos.
ResponderEliminarY antes de HIMYM, que no deja de rockear, podría haber mencionado casualmente aquello de que Lord y Miller crearon la mejor serie de animación de la historia, pero en fin. El fanboyismo me puede.
¿Clone High? ¿Qué es Clone High?
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