viernes, 18 de septiembre de 2009

Secuestradores de cuerpos

(Body snatchers, 1993)


Dicen que segundas partes nunca fueron buenas. Y si lo son, la tercera seguro que no lo será.
Pero, curiosamente, la historia de los ladrones de cuerpos (llámelos ultracuerpos, secuestradores de cuerpos o acelgas ansiógenas) fue, al menos hasta el 2007 (el domingo hablaremos de eso), una historia con un potencial perfectamente desarrollado.
A la hora de encarar la tercera versión de la novela de Jack Finney, Abel Ferrara huyó del pequeño pueblo de Don Siegel y del San Francisco de Phillip Kaufman para irse ni más ni menos que a una base militar, dando un significado completamente nuevo a la historia.


La versión de 1993 completa esta extraña trilogía dando al espectador la sensación de estar presenciando una sola invasión a absolutamente todos sus niveles posibles, visualizado cada uno de ellos por directores con personalidad y talento.
Y, como ya pasó en la primera versión y volvería a pasar en la cuarta, Ferrara estuvo entre presiones para encajar la película en los cánones esperados. Stuart Gordon, director de esa obra maestra del gore que es Re-animator, produce y co-escribe la película, durante la que tuvo sus buenas rencillas con el director neoyorquino.


Y esas discrepancias se notan, porque por momentos parecen convivir en Secuestradores de cuerpos dos mentalidades distintas que, curiosamente, son fusionadas no del todo mal.
La parte más típica podemos encontrarla en las escenas de explosiones (aunque de una corta duración que se agradece) y disparos, que se inscriben más en la moda del cine de terror y alcanzan su culminación con la vergonzosa escena del ultracuerpo cayendo del helicóptero.
La otra mitad de la película hace referencia a la parte psicológica, con la recreación que hace Ferrara de la neurosis y esa crítica al estamento militar, que aportan algo nuevo y complementario, no mejor o peor, al mundo de los ladrones de cuerpos.


Ayudado de una esplendida fotografía de Bojan Bazelli que transmite a la perfección el ambiente, el director alterna las escenas más a la moda (la relación amorosa) con otros momentos verdaderamente interesantes (la última escena del doctor) y construye un tono mucho más directo y terrorífico que las anteriores versiones, cayendo por momentos en lo simplista (la voz en off final).


Y lo cierto es que aunque Secuestradores de cuerpos no sea una gran película, termina resultando una entretenidisima y estimable película de terror no indigna de estar junto a las dos visiones anteriores.

1 comentario:

  1. Me gusta esta versión de Ferrara (su película más atípica y comercial de lejos), lo del toque antimiltarista está muy bien, aunque coincido que la voz en off de la protagonista suena pedante y discursiva al final.

    Hay escenas cojonudas, como la última de Forest Whitaker, la caída del niño del helicóptero con el famoso grito o el asalto de la vaina a Grabrielle Anwar(muy rica aquí) mientras duerme.

    Inferior a las entregas anteriores, pero muy digna y bastante más buena que la próxima que vas a comentar.

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