miércoles, 23 de septiembre de 2009

Reservoir Dogs

(1992)






Ahora que Quentin Tarantino ha estrenado Malditos Bastardos, conviene echar la vista atrás para redescubrir los orígenes de un director reverenciado como uno de los mejores del cine independiente americano.


Reservoir Dogs es su primera película y a día de hoy se alza sobre otras por su falta de pretensiones y su sencillez.
Como opera primera, la película ya refleja perfectamente la personalidad de su artifice y los elementos básicos de su filmografía, algunos mucho más mesurados de lo que estarían posteriormente y todos ellos al servicio de unos personajes que, como en Pulp Fiction, mantienen el interés con largas conversaciones (mención especial al apunte de las propinas).


Y lo hace con algunos de los que serían actores fetiches suyos y de su compinche Robert Roriguez. Harvey Keitel, Steve Buscemi, Michael Madsen, Tim Roth y el propio Tarantino, en uno de esos papeles suficientemente pequeños para no resultar intrusivos. Y a pesar de cierta falsedad en algunos momentos, saben cumplir con su papel, especialmente unos prodigiosos Steve Buscemi y Michael Madsen.


Por supuesto, no podían faltar elementos que ya se han convertido en iconos del cine de Tarantino.
Los saltos temporales están aquí, en forma de flashbacks en los que la película la recuerda (no los personajes). La violencia y los diálogos no pueden faltar. Y, por supuesto, sus pequeñas referencias culturales, desde la conversación inicial hasta los nombres de los personajes, pero siempre completamente puestas al servicio de la historia o, al menos, sin interferir con ella y aportándole cierto valor extra.
Así, Reservoir Dogs termina siendo el guión más redondo de su filmografía. Quizás no el mejor, pues premisas posteriores (como la de Pulp Fiction) resultan más atractivas, pero sí el que, dentro de sus limites, mejor se desarrolla.


La dirección, por otro lado, está aun por depurar. A diferencia de lo que pasaría en películas posteriores, donde Tarantino demostraría un dominio supino de la planificación y la dirección, Reservoir Dogs presenta ideas realmente buenas y logradas, pero que, a la hora de materializarse, pueden llegar a resultar hasta forzadas (el corte de la oreja).
Pero no crean que la dirección no sabe mantener muy mucho el nivel, pues aunque algo acotada por las limitaciones de la película o la propuesta, sigue siendo un complemento perfecto a la historia, indispensable para que ésta se entienda.


Al final, Reservoir Dogs es una película que define completamente el estilo de su director y que complementa perfectamente a los trabajos posteriores de Tarantino, máxime si tenemos en cuenta que todos se inscriben en ese particular universo personal, donde el hecho de que el sheriff Earl McGraw muera (Abierto hasta el amanecer) no le impide seguir ajusticiando (Death Proof).



3 comentarios:

  1. A día de hoy me sigue pareciendo la mejor cinta de Tarantino, una de las más logradas y seguras óperas primas de la historia del cine y una película perfecta en muchos aspectos.

    La he visto unas 20 veces y no me canso de encontrarle detalles, virtudes y maravillas técnicas, narrativas y actorales (ese Harvey Keitel dios santo) sin lugar a dudas una de las películas de mi vida.

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  2. Armin, soy incapaz de ver reservoir dogs, no paso de los primeros 10 minutos.

    Lo nuestro no tiene futuro :'( voy a tener que quedarme con Bob. CÁSPITA

    F.d.o. Taranga

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  3. Diez minutos hablando de pollas y Madonna son el paraíso mi admirada Taranga, es usted malvada.

    Veo que es cierto, no hay futuro entre nosotros más allá de la mutua admiración.

    Pd: ¿Bob tiene caspa? quién lo diría.

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