domingo, 13 de septiembre de 2009

Distrito 9

(Distric 9, 2009)





Resulta cuantos menos loable que, a día de hoy, existan directores de ciencia ficción que sepan que la revolución no está tanto en la forma como en el fondo.
Mientras diversas campañas de marketing se emperran en anunciar hitos cinematográficos que parecen basar todo su atractivo en la cantidad y calidad de sus efectos visuales (y si James Cameron quiere darse por aludido, allá él), el sudafricano Neill Blomkamp ha colado en nuestras carteleras, como el que no quiere la cosa, una de las mejores películas de ciencia ficción de los últimos años.
Producida por Peter Jackson, Distrito 9 nos sitúa en Johannesburgo, en cuyos cielos se alza una nave extraterrestre desde hace ya 20 años. Mientras los gobiernos buscan replicar su armamento, los alienígenas sólo quieren marcharse a casa.


Con tan sólo 35 millones de presupuesto (y aparentando 2 o 3 veces más) la película de Blomkamp no inventa nada, pero tiene la sagacidad suficiente de juntar ideas que hasta ahora no muchos habían contemplado como compatibles. Y empieza por adaptar un hecho real (el Distrito Seis que tuvo lugar en Sudáfrica en los años 70) a su manera. Vamos, como Casablanca, pero con extraterrestres.


Aunque la proliferación de melodramas insulsos y repetitivos nos dé a entender que el cine de género es simplón y de menor calidad, lo cierto es que una película es tan compleja como su director la hace. Y si bien el género ha sido perjudicado por Episodios I y Transformers varios (que, dicho lo cual, son correctísimos entretenimientos), lo cierto es que la ciencia ficción ha sido muchas veces ideada como contenedor de todo tipo de críticas, alegorías y filosofías, desde 1984 hasta Blade Runner pasando por Acción Mutante.
Y ahora llega Distrito 9, salvando mucho las distancias. Y es que no es una genialidad, pero si un soplo de aire fresco.


Entre la comedia negra y el drama (con un par de dosis de acción), la película visualiza la xenofobia desde el punto de vista del extraterrestre. Una extraña metáfora de drama social que demuestra un excelente uso de la ciencia ficción. Y es que, a fin de cuentas, qué mejor manera de hacer participe al público de ese sentimiento de rechazo hacia el extraño que con unos alienígenas con forma de abeja.
Sin depender de actores engreídos o inexpertos, pero sí de unos extraordinarios efectos visuales, la película logra hacernos sintonizar con estos seres y nos lleva desde el desconocimiento inicial hacia una progresiva empatía hacia ellos y el personaje principal (Sharlto Copley, debutando en el cine más que dignamente), sabiendo como emocionar cuando debe (la llamada de teléfono y la impresionante imagen final) aunque en ocasiones caiga en obviedades, maniqueísmos y alguna evolución pobremente llevada.


Y acorde con las nuevas tecnologías, Blomkamp nos propone con Distrito 9 un curioso amalgama que se puede beneficiar de los diferentes medios sin verse limitado por ninguno.
A diferencia de lo que sucedía en estimables producciones como Monstruoso o Rec, donde la cámara filmaba sólo aquello que veían los protagonistas, Distrito 9 utiliza un estilo de falso documental, pero no teme romperlo para adoptar un punto de vista cinematográfico cuando hace falta, siendo esta combinación la que dota a la película de un particular tono de realismo. Así, los diálogos y situaciones pueden no ser especialmente trabajados y algo tópicos, pero ese tono nos acerca más y hace que esas frases cobren un mayor dramatismo.
A esto cabe añadir una luminosidad atípica y unos efectos visuales simplemente prodigiosos. Con la mitad del presupuesto de una comedia socarrona de Jim Carrey, los técnicos de Distrito 9 hacen un trabajo sobresaliente en la inmensa mayoría de los planos, con unos efectos absolutamente subordinados a la historia (los simples pero efectivos planos de la nave sobre la ciudad).


Al final, Distrito 9 es la película más original del año (no la mejor), una obra que, como Déjame entrar, no teme ir a contracorriente y dar una visión completamente distinta de un género que parecía asentarse últimamente sobre unas bases dogmáticas inamovibles.

3 comentarios:

  1. Me ha parecido excelente, toda una sorpresa, una gran película llena de calidad y profesionalidad, de lo mejor de este año junto a Barbie y las Tres Mosqueteras.

    ResponderEliminar
  2. Usted gana el mío continuamente, no se queje pues.

    ResponderEliminar