lunes, 11 de enero de 2010

El último de la lista

(The List of Adrian Messenger, 1963)





Entrar en el mundo del cine con una película como El halcón maltés (The Maltese Falcon, 1941) es una carta de presentación enormemente difícil de superar. Y lo cierto es que su director, John Huston, aun con algunas grandes películas en su haber, quizás nunca llegó a igualar lo que consiguió con la película protagonizada por Humprey Bogart.
Desde luego, no lo hizo con El último de la lista, pero está claro que no se lo propuso cuando la dirigió.


Anthony Gethryn (George C. Scott) investiga unas misteriosas muertes que giran en torno a un hombre de rostro cambiante (Kirk Douglas). ¿O serán varios hombres (Tony Curtis, Burt Lancaster, Robert Mitchum, Frank Sinatra)?


Vaya por delante, y ante todo, que El último de la lista es una película verdaderamente pequeña que simplemente ansía resultar simpática. Y lo consigue casi completamente.
El guión de Philip MacDonald y Anthony Veiller parte de un conjunto de ideas algo manidas pero hasta cierto punto atractivas y algún punto verdaderamente interesante (la fonética de la historia), y las junta y revuelve para conseguir un ameno thriller que, si es lo que es, se debe sin duda a la puesta en escena de Huston.


El director deja el guión casi en segundo plano y supedita el interés de la película a su factura visual y sus actores.
Tejiendo un logrado ambiente de misterio (tanto con la fotografía de Joseph MacDonald como con la simpática banda sonora de Jerry Goldsmith), Huston logra imprimir un buen ritmo a la cinta, haciéndola verdaderamente entretenida, y distribuyendo por ella a diferentes actores de moda caracterizados de las formas más estrambóticas (mención especial al legendario papel de Burt Lancaster) para dar un tono más enrarecido.


Con el peso sobre los hombros de ese genio de la actuación que es George C. Scott, El último de la lista es una película que se ve, se disfruta y se olvida con verdadera alegría.

1 comentario:

  1. Toda un joya, vale la pena verla, es una curiosidad reconocer a los personajes disfrazados, buena eleccion

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