viernes, 29 de enero de 2010

Acantilado rojo

(Chi bi, 2008)
(Chi bi xia: Jue zhan tian xia, 2009)





Desde el estreno en su día de Tigre y dragón (Wo hu cang long, 2000), la correcta película de Ang Lee, las películas históricas chinas han ido cobrando cada vez más relevancia en occidente, mayormente a cargo de Zhang Yimou, con obras tan interesantes como Hero (Ying xiong, 2002) o la magnífica La maldición de la flor dorada (Man cheng jin dai huang jin jia, 2006).
Ahora, John Woo, director de películas tan olvidables como M.I.-2:Misión Imposible 2 (Mission: Impossible II, 2000), vuelve a su país de origen, donde se dice que hizo sus mejores trabajos en los años 70 y 80, para contar una historia épica y legendaria, la de la batalla que tuvo lugar en el Acantilado rojo entre diferentes ejércitos.


El resultado de tal proyecto han sido dos películas de dos horas y media cada una, un díptico que se extiende durante cinco horas y que en occidente ha sido convenientemente sazonado y remontado.
No deja de resultar curioso que, mientras diversas distribuidoras se afanan en vender montajes extendidos de películas mediocres y existe una mentalidad de rescatar aquellos clásicos del cine que en su día fueron mutilados, se remonten porque sí películas ajenas, dejándolas en la mitad de su metraje.
Si la versión reducida es mejor o peor no es cuestión, pues lo que importa es que esa no es la película original, que es como es, con sus aciertos, sus fallos y su duración.


¿Significa este afán de ver el épico montaje original que la película de Woo es una obra maestra que permanecerá en la historia como una película épica de tintes clásicos? Las cosas como son, no, en absoluto. No obstante, este retorno del director a su China natal es una más que interesante historia que da mil vueltas a su etapa americana.
Así, lo primero que llama la atención de Acantilado rojo es la capacidad de Woo para desenvolverse con una historia tan compleja, construyendo una película bélica por momentos fascinante, extremadamente entretenida para sus cinco horas de duración y con una perfección técnica impecable (a la que sólo cabe achacar una banda sonora por momentos memorable pero irritante con su insistencia).


Con un reparto liderado por unos estupendos Tony Leung y Takeshi Kanehiro, dos actores del cine de Yimou, este drama bélico es perfectamente divisible en dos estilos diferentes, con sus más y sus menos.
Sin ser enormemente elaborada, lo cierto es que la parte estratégica y bélica de Acantilado rojo (más acentuada en la primera película) es prácticamente intachable.
La capacidad de Woo para visualizar las batallas (hay tres en toda la obra) y hacerlas interesantes es sólo superada por su pulso a la hora de planificar las tomas y narrar las diferentes estrategias y pactos que llevan a cabo los protagonistas . Así, escenas como el primer encuentro en el Acantilado rojo entre los dos protagonistas o la batalla inicial, son momentos que resultan, aunque quizás algo simplificados, enormemente interesantes y por momentos fascinantes.


Pero la moneda que el chino lanza al aire tiene dos caras, y la otra no es tan positiva. Existe en Acantilado rojo un estilo dramático, más acrecentado en la segunda película, que lastra la obra. Y es que, siendo claros, Woo carece del talento de Yimou para narrar dramas humanos, y el componente más emocional de su díptico está a años luz del que el otro director demostró en la mencionada La maldición de la flor dorada.
Es en subhistorias como la de la mujer de Zhou Yu (a la que tampoco ayuda la floja interpretación de Chiling Lin) o en la relación que traba la espía en el campo enemigo (y que pretende acudir a la emotividad facilona) donde la obra se resiente y llega, por momentos, a rozar el ridículo (el nacimiento del caballo, verdaderamente surrealista).


Son sus elementos bélicos (tales como la maniobra de Zhuge Liang para recoger flechas) y estratégicos (el mandato de Yu a sus hombres para borrar los granos de arroz de sus botas) y la relación entre sus dos protagonistas, que fácilmente ocuparán cuatro horas del metraje, donde la nueva película de John Woo encuentra su tono y consigue despegar.

3 comentarios:

  1. ¿Tiene ritmo oriental u occidental?

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  2. Una mezcla entre los dos, pero diría que más occidental.

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  3. No tengo ganas de leerme todo eso xD pero ¿dices que hay una versión más larga? Creo que yo vi la versión corta, pero me gustó mucho, y si la larga tiene más cosas me encantaría verla.

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