viernes, 20 de noviembre de 2009

Depredador

(Predator, 1987)





El director John McTiernan es uno de esos grandes artesanos inexplicablemente olvidados por Hollywood.
Antes de que su paranoia le llevara a involucrarse en toda clase de líos con la justicia, McT era probablemente uno de los mejores directores de acción del momento, con una carrera corta pero (salvo pequeñas excepciones) potente.


Así, pasando por alto las casi insufribles Nómadas (Nomads, 1986) y Rollerball (2002), McTiernan tenía un currículo impresionante, con Jungla de Cristal (Die Hard, 1988), La caza del Octubre rojo (The Hunt for Red October, 1990) o El último gran heroe (Last Action Hero, 1993), y hasta cuando tenía problemas, medio paría productos tan dignos como El guerrero número 13 (una traducción irrisoria de The 13th Warrior, 1999), codirigida por Michael Chrichton (que, con sus más y sus menos, también tiene un par de trabajos como director la mar de recomendables).


Pero antes de brindarnos estas obras tan entretenidas, el director nos dio una película que quizás careciera del carisma o la madurez de sus otros trabajos, pero que, a todas luces, es la película de acción hipermusculada que mejor ha resistido el paso del tiempo.
Atrapados en la selva sudamericana, un grupo de soldados americanos son cazados por un ser de otro mundo.


Arnold Schwarzenegger se convirtió, guste o no, en todo un icono (no diré si bueno o malo) del cine de acción de los 80, tanto con productos de calidad (Terminator, 1984), como con subproductos de toda clase y color, desde Commando (1985) hasta Perseguido (The Running Man, 1987).
Quizás por tener al susodicho McTiernan detrás de las cámaras, Depredador es una película con la misma cantidad de esteroides, pero mucho más disfrutable, aun a día de hoy.


Y no es sólo por la diversión que supone ver como un grupo de tipos armados hasta los dientes y fumando puros disparan contra la naturaleza durante dos minutos hasta devastar por completo una parcela de dos kilómetros cuadrados.
Depredador es una entretenidísima mezcla de cine de acción, aventuras, ciencia ficción y terror, con un gran ritmo, una apreciable banda sonora de Alan Silvestri y una ambientación calurosa enormemente lograda.
Un estupendo entretenimiento sin pretensión alguna, punto.

1 comentario:

  1. Es un thriller ejemplar, con más lecturas de las que aparenta (la sombre de Vietnam es clara, un enemigo que no se ve y no se puede vencer) pero también es una cinta de machos dando hostias y una del Chucache, eso sí la banda sonora de Silvestri y el diseño del Depredador a manos de Stan Winston inolvidables.

    Por cierto, me gusta mucho la secuela dirigida por Stephen Hopkins, lo admito.

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