martes, 25 de enero de 2011

La enésima opinión sobre la descarga de películas

Uno de los mayores problemas que existen en los debates actuales, públicos o privados, es la dicotomización, la reducción a lo absurdo de todas las variables para poder hacer un simplón enfrentamiento entre dos posturas. Si no estás conmigo al 100%, estás contra mí al 200%.
Y, por supuesto, la piratería, la descarga de películas, el compartir elementos audiovisuales, cómo ustedes quieran llamarlo… Tampoco se libra, más aun cuando está maximizado por la exageración y radicalización que parece prodigarse tanto por la red. Porque el que no grita no se hace oír y porque nadie dice “quizás” cuando puede decir “¡SIEMPRE!” o “¡NUNCA!”, por mucho que la primera opción pueda resultar más sabia (no más cobarde).
Y entre tanto caos, hay quien dicen tener la solución definitiva, cuando muchas veces ni siquiera entiende el problema en toda su extensión, porque sólo se ve como una cuestión de “sí” y “no”, y de arremeter contra aquellos que tienen una posición distinta, por mucho que intenten justificarla.

Hace unos años, los sábados por la tarde era el momento de quedar con amigos para ir al cine más cercano y ver una película, muchas veces fuera la que fuera. Ahora, los sábados por la tarde es el momento de quedar con amigos para ir a casa de uno a ver un screener, que no tiene ya que ver con la piratería, sino con el buen gusto. Porque ver una película grabada con cámara casera en un cine no tiene nombre.
Personalmente, lo primero es algo que echo de menos muchas veces, pero también estamos hablando de una época en la que el cine costaba 3 de los euros de ahora, y no 8.
De pronto surgió internet, y ahora ya se podía ver película gratis. Y todo tiene sus cosas buenas y sus cosas malas, pero es impepinable que mucha gente dejó de pagar por lo que ya tenía gratis en casa. No es de extrañar, teniendo en cuenta canones varios, y precios exorbitantes. Un dato: la edición española de Avatar cuesta casi el doble que la edición inglesa y en el susodicho país pueden encontrarse multitud de películas por menos de la mitad de lo que cuestan aquí… y no es que España duplique el nivel de vida de Inglaterra.

Está claro que no es ilegal bajarse una película, o las compañías telefónicas no utilizarían absurdas triquiñuelas de avisar y bajar la velocidad del ADSL. Porque si algo es claramente ilegal, se corta de raíz y se evitan canones absurdos que nos presuponen a todos como copiadores de material, como si todos las personas con carnet de conducir tuvieran que pagar por presuponérselas infractoras del código vial.

Pero por otro lado es cierto que mucha gente va a lo gratis, si puede tenerlo. Se clama libertad de expresión y cultura libre porque son las películas lo que está en Megaupload. Si fueran los tomates o las patatas, se demandaría la horticultura gratis, cuando en realidad, ninguna propuesta es sostenible.
Hace unos días, Francis Ford Coppola decía en una clase magistral que con el tiempo el cine debería hacerse no por dinero, sino por amor al arte. Queda bonito y moderno, no me cabe duda. Pero el cine no es sólo un arte, es un negocio por pura necesidad. Porque una película tarda años en hacerse, porque cuenta con gente que dedica meses completos de su vida a hacerla, porque necesita recursos físicos, porque necesita material… Y la cultura gratis significa hacer todo eso sin cobrar un duro, por puro amor al arte. Y si no cobras un duro, tienes que buscarte otro trabajo. Y si te buscas otro trabajo, no tendrás tiempo para hacer cine. Y serán mucho los que se den por vencidos. ¿Cine gratis? Estupendo, si lo que quieren es que salgan dos películas al año. Y créanme cuando les digo que no serían precisamente Transformers 2 y Avatar.

Pero bueno, ya se paga, se paga con el canon, con los precios exagerados… Descargarse películas es una forma de revelarse ante los precios de los intermediaros y gestores. En teoría, se sostiene. Según el mismo razonamiento, tampoco deberíamos pagar por las playeras, pantalones, camisetas… Pero no es lo mismo bajarse algo fácilmente de la red que pasar algo oculto en el abrigo a través del detector de la puerta.
Claro que jode pagar un canon, más aun cuando sabes que el productor de la película japonesa no editada en España que acabas de grabar en DVD no verá ni un céntimo de ese canon que, por pura teoría, debería corresponderle. ¿Pero la forma de combatir el canon es bajarse películas de gente que, precisamente, no tiene relación con ese canon, es decir, mercados internacionales?

Ahora, ¿es ético, moral, llámenlo-como-quieran? Ese es otro tema, a juicio personal de cada uno. Personalmente, creo en el reconocimiento de un trabajo bien hecho. Y el cumplido a través de Twitter no acaba de ser un reconocimiento, porque el cine funciona a través de lo que funcionan todos los negocios, oferta y demanda, retorno de la inversión. Y si me gusta una película, prefiero pagar por ella, prefiero reconocerlo de alguna forma.

Pero bien es cierto que la descarga de películas no es completamente negativa, los hay que han podido descubrir el cine gracias a ellas, que han podido hacerse con clásicos imposibles de encontrar, con películas que sólo pululan por la red y que pueden morir con una limitación de esta. Y, nuevamente, no me refiero a Transformers 2 ni Avatar.

2 comentarios:

  1. Estoy completamente de acuerdo porque soy coleccionista, no me importa pagar por el trabajo que ha realizado un equipo técnico y artístico durante un año si el resultado de lo que han realizado me satisface de alguna manera. Yo compro películas originales porque me gusta.

    Pero también bajo material de la red, obras que no se pueden encontrar en formato doméstico o que quiero ver en su idioma original o que tienen precios prohibitivos.

    Hay que llegar a un término meido entre las dos posturas (autores e internautas) pero a ver cuando cojones vamos a llegar a ese punto.

    Pd: Incluyo palabras malsonantes en mi comentario para que las visitas aumenten por la vía de la polémica pura y dura.

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