martes, 17 de agosto de 2010

Los mercenarios

(The Expendables, 2010)





Durante los últimos años, la mención de Sylvester Stallone ha ido seguida de risas varias. La frase de “No siento las piernas”, unida a una carrera decreciente y un aspecto cada vez más demacrado, lo convirtió casi en un chiste.
Atrás quedaban los buenos (sí, buenos) tiempos de Acorralado, Rocky o Máximo Riesgo (película de acción realmente reivindicable). Incluso Demolition Man y Tango & Cash y Juez Drredd tenían su atractivo. Pero desde que intentara dar un giro a su carrera con una dignísima actuación en Copland (a día de hoy, el mejor film de James Mangold), se había vuelto en productos de la calaña de D-Tox. Ojo asesino (el nombre lo dice todo) o Spy Kids 3D.
Pero en 2006, el actor decidió tomar el toro por los cuernos y volver a dirigir por primera vez desde 1985, con Rocky Balboa, a la que siguió en 08 Rambo y ahora Los mercenarios. Un renacimiento marcado, curiosamente, por la nostalgia en todos sus sentidos.


Stallone se vale de una irracional nostalgia más que del talento para atraer al espectador. Y si con Rambo se quedó muy lejos, con Los mercenarios lo consigue sobradamente.
La película respira cine de acción del de hace unos años, por los cuatro costados, con todo lo que ello implica. El general hispano corrupto, el agente de la CIA, los mercenarios hiperestebolizados… Todo ello, adecentado con un reparto brutal.
No solo va por Jason Statham, Jet Li o Mickey Rourke, sino por ver compartir plano a dos iconos del mal cine como son Eric Roberts y Dolph Lundgren (luchando cada uno por ser el peor), o tener en una sola escena a las mentes tras Planet Hollywood, una escena cuyo único motivo es tener a Stallone, Swarchenneger y Willis (demostrándose que se conserva bastante mejor que el resto del reprto) juntos en la misma localización al mismo tiempo. Y esta máquina de tiempo en reparto e historia resulta verdaderamente irresistible para el abajo firmante. Porque yo, por lo menos, me lo pasé como un enano.


Uno no sabe si el amigo Stallone se está marcando una coña, un homenaje, un revival… o si es que sólo sabe hacer esto, pero lo más perturbador es ver que esta película no sólo no tiene nada que envidiar al cine de acción actual, sino que prácticamente se lo come con patatas.
En un año en que hemos visto bodrios de dimensiones tan bestiales como son Legion, Prince of Persia, Furia de titanes, y sabe Dios qué más; la película de Stallone sorprende. Siendo como es su historia un tópico tras tópico y su puesta en escena un algarabía sin planificación alguna (como le pasa muchas veces a Christopher Nolan), se agradece una película que no pretende abotargar al espectador con acción constante, efectos visuales por doquier y el más imposible todavía a cada segundo que pasa.


Los mercenarios sabe dosificar. Dosifica la violencia (que, cuando sale, es brutal), dosifica la acción… Y si para hacerlo tiene que meter alguna escena de supuesta introspección dramática, bienvenida sea. Porque no sé ustedes, pero yo por lo menos estoy hasta los mismísimos de la concatenación de escenas de acción durante dos horas, sin que el protagonista pueda siquiera cagar.


Viendo cada día películas que piensan que lo mejor es dar al espectador explosión tras explosión y ensordecerle con la banda sonora menos elaborada posible, encontrarme con una película de acción que sabe administrar sus puntos fuertes, que confía en los efectos físicos y que, en general, puede clasificarse como correcta, es una alegría.
Y si ya encima tiene ese tono pseudonostálgico… Qué quieren que les diga, iré a ver la secuela… Especialmente si pueden colar a Steven Seagal, Chuck Norris, Jean Claude Van Damne o Mark Dacascos.

2 comentarios:

  1. Van Damme y Seagal dijeron que no a Stallone pero viendo la recaudación seguro que se quieren apuntar a la segunda parte. Secundo lo de Dakascos, pero yo incluiría también al entrañable Gary Busey en el casting.

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  2. No esperaba menos de esta película, tengo unas ganas terribles de verla.

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